La limpieza y el órden del hogar del 21 te ayuda a librarte tanto lo material como lo emocional que ya no se necesita en la vida, y abre pasó a las bonanzas futuras que traerá la Navidad.
La llegada del solsticio de verano es de invierno para el heisferio norte, de donde llegaron los colonos a América y ha sido celebrada durante milenios con rituales y ceremonias para marcar el renacimiento del sol.
Muchas de estas antiguas tradiciones paganas fueron adoptadas por el cristianismo y transformadas en las costumbres navideñas que conocemos hoy.
Una de las más arraigadas es la limpieza profunda del hogar que se realiza en muchos países el 21 de diciembre, día de San Tomás en el calendario católico.
Revisemos el simbolismo y los pasos de este ritual purificador para recibir las fiestas con renovada energía.
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Orígenes Pre-Cristianos
Las culturas precristianas veían el solsticio (entre el 21 y 22 de diciembre) como un momento de gran importancia espiritual.
Era el día más corto del año, cuando la luz y energía solar comenzaban a regenerarse.
Los pueblos germánicos, celtas y escandinavos celebraban rituales conocidos como Yule en esa fecha.
Encendían hogueras, decoraban con ramas de acebo y muérdago, e intercambiaban obsequios para honrar al sol y atraer su favor al inicio de un nuevo ciclo anual.
La limpieza y el orden eran elementos clave en estas festividades paganistas. Representaban la purificación del hogar para despedir lo negativo del año anterior y abrir paso a las nuevas bendiciones.
Incorporación de las tradiciones paganas
Cuando el cristianismo se estableció en Europa, la iglesia decidió adaptar muchos de los rituales paganos preexistentes sobre el solsticio de invierno, para facilitar su aceptación.
Así fue como se fijó la fecha de la Navidad el 25 de diciembre, muy cercana a las festividades paganas. Y las costumbres como el intercambio de regalos, el acebo, el fuego y la limpieza ritual quedaron incorporadas a las nuevas tradiciones cristianas.
Santo Tomás y la limpieza profunda
El 21 de diciembre pasó a celebrarse el día de San Tomás, cuando se realiza una limpieza minuciosa del hogar en preparación para las fiestas navideñas.
Según la tradición, San Tomás se asemeja a una escoba que "barre" toda la oscuridad y negatividad acumulada durante el año que termina.
Es un ritual con profundas raíces espirituales. Significa purificar no sólo el ambiente físico, sino también nuestras almas y relaciones para iniciar el nuevo ciclo con positividad.
La limpieza del 21 desembarca tanto lo material como lo emocional que ya no se necesita en la vida, y abre pasó a las bendiciones futuras que traerá la Navidad.
Cómo practicar la limpieza de Santo Tomás
La limpieza tomásica, como también se le conoce, tiene varios pasos y elementos importante que no pueden faltar:
- Despejar y barrer todos los espacios: quitar muebles, alfombras, cortinas y adornos para barrer hasta el último rincón. Esto purifica energéticamente el hogar.
- Limpiar ventanas y puertas: las ventanas y puertas representan cómo nos conectamos con el mundo exterior. Limpiarlas simboliza mostrar nuestra mejor cara.
- Quemar incienso: el humo del incienso tiene propiedades purificadoras. También hay que prender una vela blanca en cada habitación para iluminar espiritualmente el hogar.
- Limpiar con agua bendita o consabrada: el agua bendita se rocía en toda la casa para alejar vibraciones negativas. Se puede preparar el agua bendita un día antes para que absorba toda la intención sagrada.
- Limpiar con plantas: hay plantas como el romero, la ruda y la albahaca que tienen poderes protectores y limpiadores. Se hacen manojos para golpear pisos y paredes. Luego se queman para que no acumulen la energía negativa que recogieron.
- Limpiar a profundidad cada ambiente: cada habitación se frota a conciencia, se sacude y ventila. Limpiar significa arrancar lo viejo y hacer lugar a lo nuevo.
- Fregar ventanas y muebles: abrillantar todo refleja más luz para iluminar espiritualmente el hogar. Los balcones y puertas de entrada se adornan con luces o coronas, que atraen la buena energía.
- Limpiar la ropa de cama y cortinas: lavar todo a mano con agua caliente representa limpiar nuestra vida íntima y encontrar consuelo interior.
- Desechar lo roto e inútil: tanto que ya no sirve como trastos rotos o comida vencida se tira para no acumular basura física ni emocional.
- Perdonar las ofensas: la limpieza externa debe ir acompañada por el perdón interno hacia quienes nos hirieron para sanar del todo.
Una vez terminado este profundo proceso de purificación, el hogar queda completamente limpio, brillante y perfumando para celebrar la Navidad con alegría y armonía junto a nuestros seres queridos.
